21 febrero, 2011

Pólvora y palomitas

Llega la crónica de un hecho sucedido en Riga, Letonia: al parecer un hombre ha disparado a otro en un cine a causa de que el último había estado comiendo palomitas de manera inaceptablemente ruidosa a lo largo de una sesión. El tiroteado ha muerto y al tiroteador le han quitado la pistola.

Hay quien, disponiendo de un arma, sale con ella de casa bajo el sobaco aunque sólo sea para ir al cine. Fea actitud que revela un exagerado sentido de la desconfianza, como si en cualquier momento pudiera acontecer la necesidad de asesinar a alguien, incluso a un desconocido. Tan escasamente refinados impulsos no son propios de personas de adecuada condición.

Por su parte, la víctima ha perdido la vida a causa del desconocimiento u omisión de una elemental norma de convivencia urbana, a saber: la buena educación.

Parece innecesario advertir que en un cine, por lógica, respeto y maneras, es natural mantener en la película la propia atención y evitar comportamientos que distragan la de los demás. La magia de las películas consiste en precisamente poder imbuirse de la historia proyectada en la pantalla, que nos permite hora y media de recomendable evasión; este ejercicio resulta imposible si a nuestro lado hay personas que degluten el rancho; para tal menester existen cantinas, tabernas e incluso restaurantes. Esto debería parecer claro a todas luces.

A pesar de ello, las empresas de exibición de películas insisten en ofrecer a su público antes de entrar en la sala todo un catálogo de bebidas y comestibles.

El guión del film de Hawks Luna nueva nos facilita cierta perspectiva para contemplar este trágico episodio: "Producción para uso". Si alguien entra alimentos en el cine, es para comérselos, de igual forma, quién entra en posesión de un arma, la lleva para usarla. Sólo es necesaria la coyuntura precisa para que ambas circustancias se fundan en una.

1 comentario:

  1. Cualquier ciudadano tiene derecho a tener un arma, a hacer uso de ella, incluso a apostarla en una partida de póker si previamente ya se ha jugado a la mujer, su casa, y el pekinés regalo de la suegra.
    Mismamente el film en cuestión fue el del CISNE NEGRO... ¿Casualidades de la vida? Un film que habla sobre la naturaleza humana, las respresiones, la dominación, el despertar de la fiera...
    No me coman palomitas en el cine señor mío! Más cuando en España se preparan unos pinchos de tortilla de puta madre. Reivindiquemos las barras de tapas en los multicines! Y dejemos las palomitas para el teatro, que es mucho más sofisticado.

    Fdo. El hombre que susurraba los finales al de la fila de delante.

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